Escena 1
Nació y creció en Manhattan. Llevó a su novia a un café y le dijo que se marchaba.
-¿A dónde vas?
-Empezaré por México. En un año quisiera estar en Buenos Aires.
-Ya sé… No puedes escribir desde aquí…
-La literatura aquí no se vive, solo se escribe. Han asesinado a esta ciudad con tratados sociales y literatura moralista.
-Eso es una grandísima idiotez - Finalmente ella perdió la calma con la que lo había tratado por mucho tiempo y lo insultó - Un escritor escribe desde cualquier lado lo que le da la gana, eres un estúpido.
Sin decir nada, él termino su café y se marchó. Llevaba los pantalones estrechos, una maleta con ropa, una libreta, una pluma y un martillo.
Escena 2
En Tepoztlán, México, una muchacha iba en su bicicleta cuando un conductor no paró en la roja y la atropelló, se bajó de su carro y comenzó a agredirla. Nuestro héroe la vio sangrando en el asfalto y le clavó el martillo en la cabeza al conductor. Se hizo silencio por fin. El escritor se acercó a la muchacha y estuvo a su lado hasta que aparecieron los paramédicos, entonces se echó a correr.
Escena 3
Claro que eventualmente terminó en la cárcel condenado por quince años, de los cuales le quedan catorce. La muchacha atropellada lo va a visitar todos los días. A veces va en una silla de ruedas.
Claro que están enamorados. Cuando él tenga 37 y sea libre ella tendrá 38. Él escribe: “la literatura de Nueva York está dormida, habrá que despertarla desde Tepoztlán.”
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